viernes, 21 de agosto de 2009

ANGELES Y DEMONIOS VII

CONCLUSIÓN FINAL:
El mundo del arte en la actualidad necesita de una base teórica y conceptual. Su tendencia es hacia una desmaterialización de la obra o el objeto artístico, y mis trabajos indiscutiblemente se desarrollan dentro del apartado de la obra pictórica a la antigua usanza, donde la figuración a lo largo de la historia no generaba una buena sintonía con los conceptos.

Por lo tanto en mi persona se produce cierta contradicción existencial, ya que no logro encajar muy bien en un lugar determinado. Pero con el inicio de este proyecto comencé a descubrir la multitud de posibilidades que me ofrece mi manera de ver y sentir la pintura.
Esta relación con el medio pictórico es un sentimiento de amor-odio, es como tu otro yo o la persona a la que amas. Algo que mimas o por el contrario detestas en algún momento de tu vida. Estas apreciaciones son importantes para poder entender mi postura frente a la pintura.

El miedo escénico, el blanco estéril del lienzo de enorme superficie, se presenta ante mí diciendo: “Y ahora que estamos uno frente al otro ¿qué?”. Mi reacción es siempre la misma de pánico.

El vacio del lienzo me intimida, me paraliza, pero respiro profundamente, razono y comienzo a confeccionar la manera de atacar esa superficie vacía.

Por poner un ejemplo, en el trabajo de la retícula pensé:
¿Cómo realizar algo que supuestamente es cuadriculado y frio? Si mi intención es representar un cuerpo humano que más bien resulta cálido y orgánico.
La respuesta está constituida por dos presupuestos esenciales.

Por un lado la retícula está integrada en el proceso de elaboración a priori (no es visible físicamente) es a través de los cálculos matemáticos, proporciones y divisiones, tanto del formato como del dibujo, donde se comienza a configurar su fisonomía y materialidad.
En el trabajo reticular estimé que se produjera una división determinada para que cada parte o el conjunto de lo fragmentado desempeñaran una función concreta.
De hecho si miramos la obra descubrimos por un lado, un elemento central o principal, donde se desarrolla la imagen del personaje a representar; y por otra parte, las alas que quedan condicionadas por una repetición de rectángulos, produciéndose una fragmentación o disolución de las alas.
Genero una nueva forma desconocida para mí en mi trabajo, ya que mi mente estaba acostumbrada al díptico o trípticos, pero nunca a trabajar con una proliferación de superficies que, unidas aglutinan una sola obra.

Me gusta lo teatral y visual en mis pinturas, plasmando una identidad un tanto artificiosa, irónica y provocadora; signo inequívoco de lo que siento y no me atrevo a mostrar por vergüenza a los demás. Es a través de la pintura cuando realmente me doy a conocer.
Recordar que estas obras tienen un trasfondo más profundo de lo meramente estético, bello y superficial.
Siempre he pensado y seguramente es un pensamiento erróneo, que mi pintura no era lo suficientemente actual o no estaba a la altura de las expectativas del mundo en el que vivimos. Pero la necesidad de búsqueda e investigación, me han descubierto artistas que trabajan dentro de la figuración, uniendo la materia y el concepto. Recurriendo a técnicas diferentes o planteamientos novedosos en el génesis de sus obras.
Mi manera de ver comienza a moverse dentro de estos ámbitos, una parte estética y otra; donde genero un discurso propio y personal.
La idea romántica de la representación puede subsistir con tendencias más conceptuales dentro del mundo del arte y este pensamiento es alentador porque me da fuerzas a la hora de crear nuevas obras.
Ángel Maciá.

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