martes, 11 de agosto de 2009

ANGELES Y DEMONIOS IV



LA CAJA DE PANDORA.
Cuando Prometeo osó robar el fuego que portaba el dios Sol Helios en su carro, Zeus entró en estado de cólera y ordenó a los distintos dioses crear una mujer capaz de seducir a cualquier hombre.
Hefesto la fabricó con arcilla y le proporcionó formas sugerentes, Atenea le dio su ceñidor y la engalanó, Las Gracias la Persuasión, las Horas le pusieron una corona de flores y Hermes puso en su pecho mentiras, palabras seductoras y un carácter voluble, para seducir y manipular. Entonces Zeus la dotó de vida y la envió a casa de Prometeo.
Allí vivía el benefactor de los mortales junto a su hermano Epimeteo que, a pesar de estar advertido de que Zeus podría utilizar cualquier estrategia para vengarse, aceptó la llegada de Pandora y, enamorándose perdidamente de sus encantos, la tomó por esposa.
Pero Pandora traía algo consigo: una caja que contenía todos los males capaces de contaminar el mundo de desgracias, pero ella lo ignoraba.
Pandora, víctima de su curiosidad, abrió un día la caja y todos los males se escaparon por el mundo, asaltando a su antojo a los desdichados mortales (la vejez, la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la pasión, la plaga, la tristeza, la pobreza, el crimen, el egoísmo, etc.)
Asustada, la muchacha cerró la caja de golpe quedando dentro la Esperanza, tan necesaria para superar precisamente los males que acosan al hombre. Apresuradamente corrió Pandora hacia los hombres a consolarlos, hablándoles de la Esperanza, a la que siempre podrían acudir pues estaba a buen recaudo.








"Pandora" óleo sobre lienzo
185x97

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